“La mujer maravilla” del cielo
Ser azafata en cualquier parte del mundo implica tener paciencia, amar el servicio a los demás y sacrificar su familia.
Por: Sonia Ramírez
Era un miércoles soleado en la ciudad, corría la mañana y mientras muchos capitalinos organizaban su equipaje para viajar, en el aeropuerto El Dorado se preparaban pilotos, azafatas, técnicos de mantenimiento y todo un personal para ofrecer su servicio. Entre maletas, taxis, pasajeros e incluso limosinas se encontraba Luisa Ramírez, una joven auxiliar de vuelo con una brillante sonrisa y un gran carisma reflejado en la tranquilidad de su mirada, resaltada por un impecable uniforme azul con rojo.
Primer pie en el aeropuerto y como cualquier estrella de Hollywood era esperada por dos jovencitas acompañadas de cámaras y grabadoras, un rostro que reflejaba serenidad a pesar del constante acoso del tiempo, hacia de este momento algo diferente y salido de su cotidianidad. Su traje y su equipaje quedan de lado cuando se convierte en “la mujer maravilla” como mamá y como azafata.
Esta mujer no tiene rutina tiene un estilo de vida que la hace diferente pero feliz, sus mañanas inician muy temprano; se levanta, alista a su pequeña hija, y la deja en la ruta escolar despidiéndola con un caluroso beso. Pasa la mañana consumida por las labores de la casa, pero realizadas con el agrado y el sacrificio de una madre amorosa. Son las 11:00 am, el tiempo la asedia y es el momento en que debe dejar de ser ama de casa para convertirse en la amable mujer que va por los cielos.
Al pararse frente al espejo se pone su uniforme, maquilla levemente su rostro y recoge su cabello rubio para esconderlo bajo un bello sombrero rojo. Mientras concluye detalles de su presentación personal, su niñera y mano derecha llama un taxi; frente a la puerta la espera con su equipaje y su primordial chal rojo. Luisa sale de su casa y camino al aeropuerto eleva una oración por su pequeña, por su nuevo viaje, y por el nuevo encuentro que le traerá la noche.
Llegada al aeropuerto con la mayor disposición para trabajar Aquel miércoles el destino era Aruba, otro día será otro lugar, pero siempre será “la mujer maravilla”, la que saca tiempo para su familia, para sus pasajeros y para ella, pues la ayuda a los demás es lo que ella ha escogido como su felicidad.
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