Amor, pasión y paciencia cerquita del cielo
Por: Sonia Ramírez
¡Bienvenidos a Bordo! Su aerolínea le da la bienvenida, favor ubicarse en su silla correspondiente y si necesita algo durante el vuelo solo llame a sus auxiliares. Relájese, cierre sus ojos y escuche atentamente la fascinante historia que hoy nuestra compañía le quiere compartir.
“Mañana fría y lluviosa en la capital colombiana” Reportaba la radio a las 6:15 am, el rostro de una mujer se dibujaba en la habitación al destaparlo retirando suavemente las mantas que le cubrían. Una bata levantadora, un par de pantuflas y la expectativa de este nuevo día le hicieron acercarse a la ventana de la alcoba abrir las cortinas de par en par y observar el roció de la mañana por poco minutos.
Una mirada al cielo y una pequeña suplica pidiéndole al sol un poco de luz y calor, un duro estruendo en la puerta y detrás de ella su pequeña hija con su oso Pepe en la manos, correr a los brazos de su madre fue lo más rápido de aquella mañana y el abrazo lo más caluroso dulce y especial del día que llegaba.
El desayuno preparado por la nana, ya servido en la mesa, y una sonrisa en los labios de estas tres mujeres hizo de este desayuno algo genial, entre noticias aventuras e inocencias la mañana corría y para María llegaba la hora del baño, del uniforme limpio, de su maleta, de su lonchera y de tomar la mano de su madre para dirigirse a la ruta escolar. Como una mañana más un abrazo, una sonrisa y un Te Amo fueron el toque especial para soportar una vez más la extenuante jornada.
Sin su hija en casa, y la nana en sus labores, para Luisa la hora de ir al trabajo se acercaba, después de una ducha relajante, el espejo de su habitación le reflejaba la belleza y la elegancia de esta joven madre, su rostro perfectamente maquillado, su hermoso cabello recogido y el fascínate sombrero que combinaba con su traje y rojo con azul. Llamar un taxi, alistar su chal y su equipaje llegar con buen tiempo harían de esta mujer la mamá y la trabajadora perfecta.
Mientras tanto en otro punto de la ciudad, a Natalia, en su primer día de practica el tiempo ya la acosaba, no había lugar para detenerse a observar el clima o de tender su cama, una ducha rápida y tres minutos frente al espejo fueron suficientes para que esta bella joven se alistara, saludara al pequeño que lleva dentro, se persignara y con dos sorbos de café saliera en la búsqueda de un complicado transporte en Bogotá. En esta ocasión por cuestiones de tiempo, tomar un taxi seria la solución más pronta, con la oportunidad de elevar una oración por esta nueva etapa que en este día comenzaría.
Dos taxis transitando por la complicada Calle 26 al occidente de Bogotá, uno tomado por cercanía y otro tomado por tardanza, en cada uno de ellos dos bellas mujeres que tenían en común la complicada pero hermosa tarea de ser madres y azafatas. Con las puertas abiertas el aeropuerto internacional El Dorado las recibía; en camino a las plataformas las miradas de estas jóvenes madres se cruzaron y mientras Luisa recordaba su primer uniforme y su primer día en la aerolínea, se convertía en la heroína y el ejemplo a seguir de Natalia.
Sin imaginarlo el trabajo y la pasión por atender a la gente, por estar en el cielo y por querer ser ángeles terrenales las unió y la hizo las más grandes amigas y compañeras de trabajo.
Señores pasajeros, gracias por viajar con nosotros, la historia ha terminado y hemos llego a su lugar de destino, en su viaje los acompaño Luisa y Natalia no olvide que estamos a su disposición y para nosotras fue un placer acompañarles. ¡Feliz día!
SONIA
ResponderEliminarTu blog es muy agragradable de leer con estos colores.
De las pocas fotos publicadas, la primera de ellas es algo oscura.
Lástima el diseño de las nubes que incluiste, porque hace ilegibles los trabajos.
Tu blog tiene una calificación de 3.6